jueves, 23 de enero de 2014

The Beatles y el flujo de la información genética

A primera vista es imposible pensar en relación alguna entre el cuarteto de Liverpool y la Genética, sin embargo la retorcida mente de un profe puede encontrarla para poder explicar la importancia de los procesos que convierten la información genética contenida en la secuencia de bases del ADN  en la secuencia de aminoácidos que forma una proteína.
Vayamos por partes, dos son los procesos que se llevan a cabo en flujo de la información genética: la transcripción, o paso de la información de ADN a ARN (mensajero), y la traducción, o paso de la información de ARN a proteínas. El primer paso es mucho más simple puesto que el mensaje original así como la copia están realizados en dos tipos de ácidos nucleicos, ADN y ARN, o lo que es lo mismo en secuencias de bases nitrogenadas, que en el primer caso son 4 (Adenina; Timina; Citosina; Guanina), y en el segundo también (Adenina; Uracilo; Citosina; Guanina). La diferencia entre ambos mensajes será muy pequeña, la que resulta de sustituir la Timina del ADN por el Uracilo, del ARN. Es al fin y al cabo un cambio de alfabeto.

Conocemos muchos alfabetos distintos, que sirven para innumerables formas de comunicarnos; con una sencilla guía podemos pasar un mensaje de uno a otro, adjunto aparece el alfabeto semáforo internacional, que sirve para para transmitir mensajes mediante dos banderas que el marinero coloca en distintas posiciones con sus brazos. Cada postura se asocia con una letra o número. Es fácil, incluso divertido: una palabra de cuatro letras se sustituye por cuatro movimientos de banderas y ya está.
Volviendo al caso genético, el mensaje AGTC en ADN sería transcrito como  AGUC en ARN. Permitidme recordar que el término transcribir tiene su origen en la lingüística y significa escribir con un sistema de caracteres lo que está escrito en otro.

De nuevo en las banderas, el problema surge cuando los mensajes con el semáforo está escrito en otro idioma distinto al nuestro, es decir cuando un marinero inglés nos haga señales, por ejemplo; por mucho que usemos el gráfico de arriba, si no sabemos inglés o no tenemos a mano un diccionario, no entenderemos el mensaje y tendremos que buscar a alguien que nos haga la traducción (es decir pasar de un idioma a otro).


Ese es el problema que surge cuando el mensaje genético, contenido en el ARN mensajero, ha de convertirse en una proteína. Ya no vale la sustitución de una base nitrogenada por un aminoácido, ya que sabemos que existen sólo cuatro bases y son veinte los tipos de aminoácidos distintos: no hay un cambio de alfabeto, hay un cambio de idioma.

Y aquí es donde encajan The Beatles: Este famosísimo grupo sacó en 1965 su quinto album, con el nombre de HELP!, en cuya portada aparecen John, Paul, George y Ringo en posiciones del alfabeto semáforo. La palabra que da nombre al album tiene cuatro letras y cuatro son los correspondientes signos representados. La idea fue del fotógrafo de la portada y tuvo éxito, con sólo mirar la coreografía se sabe el nombre del disco, si es que conocemos el lenguaje del semáforo marítimo...y conocemos la lengua de Shakespeare. Hay que dar dos pasos para interpretar las posturas:
  1. Transcribir las posiciones a letras (fácil con la tablita de arriba).
  2. Traducir la palabra obtenida al castellano (más complejo, tirando de diccionario si no se sabe inglés).
La palabra resultante, AYUDA, tiene hasta un número de letras distinta de la inicial, el paso mecánico de la transcripción da paso a algo que es menos evidente, que HELP es AYUDA, como KEY es LLAVE, si no disponemos del diccionario.

Así, se hace necesario un diccionario que convierta el mensaje del ARN en proteínas, y ese es el llamado Código Genético, que asigna a cada conjunto de tres bases del ARN un aminoácido (ej: AUG es Metionina). De su decubrimiento y de cómo se usa hablaremos otro día.

Espero, después de tanta monserga, que haya logrado poder explicarme y de paso hayáis conocido algo más de uno de los grandes grupos del siglo XX.

Os dejo también un vídeo con la canción que le da nombre al disco.

¡Ah, se me olvidaba!, después de tanta historia con la portada, resulta que al final al fotógrafo no le convenció cómo quedaban las posturas de los músicos y las sustituyó por letras que quedaban mejor en la foto: al final el mensaje escrito es el que aparece a continuación. ¡Paradojas del mundo del diseño!.