Como ya se ha comentado, este año va a ser prolijo en noticias sobre el naturalista inglés, algo que tiene que alegrarnos a todos los que de una manera u otra nos dedicamos a la Biología por una cuestión nada baladí; no es sólo el año de Darwin, por extensión va a ser el año de la Evolución. Cientos o miles de artículos, libros...y ¡blogs! nos van a refrescar la memoria y van a ilustrar al gran público sobre uno de los grandes paradigmas científicos de todos los tiempos, a la vez que procurarán acallar las voces creacionistas y acientíficas que últimamente vienen arreciando desde todos los frentes posibles.
Hoy os traigo al Blog a un par de científicos españoles que de una manera tan directa como desconocida del gran público están relacionados con la figura de Darwin y el desarrollo de su actividad científica.
El primero de ellos es el mallorquín Felipe Bauzá (1764-1834), militar y geógrafo, miembro de la Royal Society, de la Royal Astronomical Society y de la Royal Geographical Society británicas, enterrado con honores en la Abadía de Westmister, quien exiliado en Londres tras haber sido condenado a muerte por el absolutista Fernando VII, fue requerido por la Marina Británica en 1831 para presentar informes sobre la cartografía de América del Sur con vistas a una expedición a la zona que en breve realizaría el buque HMS Beagle, capitaneado por Robert Fitz Roy, en el que viajaría un joven naturalista llamado ¡Charles Darwin!. El capitán del Beagle menciona en más de una ocasión la ayuda que le brindan los informes y mapas que Bauzá proporcionó.
El segundo compatriota, fue admirado y citado en muchas ocasiones por Charles Darwin, es Félix de Azara (1742-1821), militar oscense que fue destinado a Paraguay para delimitar las fronteras entre las colonias españolas y portuguesas pasando más de veinte años en la región, donde tuvo tiempo para aficionarse y especializarse de manera autodidacta en Historia Natural y descubrir para la Ciencia más de doscientas especies. Azara, muy riguroso en sus observaciones, le llevaron a corregir las clasificaciones de Buffon, famoso naturalista francés. Tras su vuelta a España en 1801 marchó a París donde conoció varios naturalistas franceses, entre ellos Cuvier, el padre de la Paleontología y el zoólogo Geoffroy Saint-Hilaire, y decidió publicar sus obras, la más importante de las cuales es Voyages dans l’Amérique méridionale, en lengua francesa en 1809. Azara llega a la conclusión de que existen mecanismos que hacen que los seres vivos se adapten al medio y que las especies pueden extinguirse. Darwin cita en sus obras con frecuencia a Azara, tanto en el Origen de las Especies, como en el Diario de un naturalista alrededor del mundo y en El origen del Hombre. No se sabe a ciencia cierta, pero se especula con que Darwin viajara con los cuatro volúmenes de la obra de Azara en el Beagle. Azara también sufriría los rigores del absolutismo de Fernanedo VII, lo que le hizo retirarse a su localidad natal donde acabarían sus días.
Hoy os traigo al Blog a un par de científicos españoles que de una manera tan directa como desconocida del gran público están relacionados con la figura de Darwin y el desarrollo de su actividad científica.
El primero de ellos es el mallorquín Felipe Bauzá (1764-1834), militar y geógrafo, miembro de la Royal Society, de la Royal Astronomical Society y de la Royal Geographical Society británicas, enterrado con honores en la Abadía de Westmister, quien exiliado en Londres tras haber sido condenado a muerte por el absolutista Fernando VII, fue requerido por la Marina Británica en 1831 para presentar informes sobre la cartografía de América del Sur con vistas a una expedición a la zona que en breve realizaría el buque HMS Beagle, capitaneado por Robert Fitz Roy, en el que viajaría un joven naturalista llamado ¡Charles Darwin!. El capitán del Beagle menciona en más de una ocasión la ayuda que le brindan los informes y mapas que Bauzá proporcionó.
El segundo compatriota, fue admirado y citado en muchas ocasiones por Charles Darwin, es Félix de Azara (1742-1821), militar oscense que fue destinado a Paraguay para delimitar las fronteras entre las colonias españolas y portuguesas pasando más de veinte años en la región, donde tuvo tiempo para aficionarse y especializarse de manera autodidacta en Historia Natural y descubrir para la Ciencia más de doscientas especies. Azara, muy riguroso en sus observaciones, le llevaron a corregir las clasificaciones de Buffon, famoso naturalista francés. Tras su vuelta a España en 1801 marchó a París donde conoció varios naturalistas franceses, entre ellos Cuvier, el padre de la Paleontología y el zoólogo Geoffroy Saint-Hilaire, y decidió publicar sus obras, la más importante de las cuales es Voyages dans l’Amérique méridionale, en lengua francesa en 1809. Azara llega a la conclusión de que existen mecanismos que hacen que los seres vivos se adapten al medio y que las especies pueden extinguirse. Darwin cita en sus obras con frecuencia a Azara, tanto en el Origen de las Especies, como en el Diario de un naturalista alrededor del mundo y en El origen del Hombre. No se sabe a ciencia cierta, pero se especula con que Darwin viajara con los cuatro volúmenes de la obra de Azara en el Beagle. Azara también sufriría los rigores del absolutismo de Fernanedo VII, lo que le hizo retirarse a su localidad natal donde acabarían sus días.
El segundo cuadro nos presenta a Félix de Azara pintado por Goya en 1805, cuando fue nombrado vocal de la Junta de Fortificación y Defensa de Indias.
Y como no podía ser menos os dejo una pieza musical contemporánea de nuestros dos personajes, La musica noturna delle strade di Madrid, de Luigi Boccherini (1743-1805). Curiosamente, esta pieza fue utilizada para la banda sonora del film "Master and Commander", donde aparece la figura de un naturalista en un buque de guerra inglés, que en cierta manera está inspirada en el propio Darwin.
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